Para quien no conozca la serie, hay que empezar con una breve reseña. Grimm cuenta la historia de Nick Burthard, un detective de la policía de Portland, Oregon. Nick vive con su novia, Juliet, y tiene una estrecha amistad con su compañero detective, Hank Griffin y el agente de policía Drew Wu. No obstante, su vida da un vuelco cuando su tía Marie, a la cual hacía años que no veía, irrumpe en su vida. La anciana mujer le revela que es un “Grimm”, descendiente de los famosos hermanos, con la capacidad de ver la verdadera apariencia de unas criaturas llamadas “wesen”, las cuales parecen humanos ante el resto de personas. Tras el despertar de esta habilidad, Nick comenzará a adentrarse en un mundo oculto tras la aparente normalidad de la vida diaria, conociendo a muchas personas (humanos y wesen) que le ayudarán, como Monroe (un “blutbad” relojero) o su propio jefe, el capitán Sean Renard.
A primera vista puede parecer una serie de caza de monstruos, al más puro estilo Sobrenatural, pero nada más lejos de la realidad. La serie en si, es una serie de policías con un transfondo sobrenatural, pero planteado de tal forma que, aunque suene raro decirlo, podría estar sucediendo. No es como en otras series en las que un grupo de hombres lobo asesinan a todo un pueblo y a nadie le extraña, no. La serie utiliza este componente mágico (por definirlo así) para justificar cosas que, en la vida real, se asocian a cosas como locura, psicopatía u otros tipos de problemas mentales, explicándolo como acciones de wesen que actúan por instinto o por ser malvados. En su momento me pareció una idea curiosa, que ha terminado por resultar extremadamente útil y, sobre todo, realista, sin quitarle ese aire fantástico que predomina durante toda la serie.
No solo eso, sino que pronto empiezan a surgir tramas secundarias muy interesantes, como luchas de poder entre casas reales, búsquedas de objetos místicos o batallas contra sectas wesen radicales, lo cual permite que la serie no se quede estancada en una sola trama constante o se convierta en un refrito de historias similares que terminen cansando.
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| De izquierda a derecha: Adalind, Renard, Rosalee, Monroe, Nick, Juliette, Hank y Wu |
No puedo decir mucho acerca de la versión original, puesto que es una de las pocas series que veo doblada al castellano, pero puedo decir que las actuaciones de los actores son excelentes. Actúan de forma muy natural y son muy expresivos, sobre todo Silas Weir Mitchell, actor que interpreta a Monroe y al que ya se vio en Me llamo Earl en varios episodios, el cual tiene una expresividad facial realmente impresionante. Las voces del doblaje están muy cuidadas y bien escogidas, casando muy bien con la apariencia de los personajes, haciendo que se vea muy natural y en ningún momento te pase por la cabeza el clásico “esa voz no le pega”. La música también esta muy cuidada, ayudando mucho a introducirte en las escenas, y la intro es, para mi, realmente maravillosa y que casa a la perfección con el tema de la serie.
Ahora bien, no todo es perfecto, y tiene un problema digno de ser mención. Las tramas, que antes he mencionado que son variadas, tienen el problema de que, a veces, se solapan demasiado, dejando detrás datos importantes. La trama que da inicio a la serie (que solo diré que tiene que ver con unas misteriosas llaves) desaparece de pronto a mitad de serie aproximadamente, para reaparecer de golpe más adelante. También, por culpa del adelanto del final que se tuvo que realizar debido a la cancelación de la serie, hizo que una de las historias más importases terminase muy bruscamente y, por decirlo de alguna forma, fuera de plano, para introducir rápidamente la parte final. Y no voy a hablar sobre el final, porque, bueno, sería spoiler.
Espero que gracias a esta pequeña entrada le deis una oportunidad a Grimm y podáis disfrutarla tanto como lo hice yo, os aseguro que merecerá la pena.


