jueves, 9 de noviembre de 2017

Salon del Manga de Barcelona

    La semana pasada se celebró la XXIII. edición del Salón del Manga de Barcelona, el cual ya desde antes de su comienzo venía cargadito de polémica. No por el tema de la independencia de Cataluña, la cual tan solo produjo una leve preocupación y mucho humor entre los asistentes (como los que empezamos a calificar el evento como nuestro primer "salon internacional"), sino por el ya bastante conocido asunto de las entradas.

    Para que quien haya estado más desconectado se ponga al día, Ficomic decidió este año cambiar su normativa de entrada, haciendo que estas solo sirviesen para entrar una vez. Ni sello, ni pulsera, si salías no podías volver a entrar a menos que comprases otra entrada. Lo cual era imposible debido a que estaban agotadas totalmente para los días importantes y no habría ninguna en taquilla.
    Cierto es que a primera vista no parece algo polémico, puesto que muchos otros eventos, grandes y pequeños, siguen esta norma de un único acceso por entrada. El problema fue que este cambio fue avisado con tan solo dos semanas de antelación, cuando las entradas llevaban meses en venta y las de, al menos, dos días estaban completamente agotadas. Esto sentó como un jarro de agua fría a la gente, desembocando en gran cantidad de críticas que tan sólo recibían (si lo hacían) una respuesta automática de que era "por aforo". Eso si, las entradas no se podían devolver, a pesar de ese radical cambio de los términos y condiciones.

     Pues bueno, a pesar de ello, muchos fuimos igualmente al evento. Total, si no podemos devolver las entradas (y en mi caso ni el viaje ni el hotel eran reembolsables tampoco), que menos que intentar disfrutarlo. Pues bien, de la misma forma que cuando la cagan hay que criticarles, cuando lo hacen bien no queda otra que alabarles. Ni una cola para entrar, todo perfectamente fluido y sin aglomeraciones. Si es cierto que, al parecer, hubo algún fallo informático que detuvo temporalmente la entrada de aquellos que poseían una entrada cosplayer para el viernes, pero consiguió subsanarse en no demasiado tiempo. De la misma forma, a pesar de las oscuras predicciones de que no se iba a poder estar debido a las aglomeraciones, dentro del propio evento podía caminarse sin muchos problemas. Si, en momentos puntuales se llenaban los pabellones de compra, comida o el escenario, pero es normal mientras no suceda constantemente, y en ese sentido no tengo queja alguna.

     Hablando de los temas en orden, empezaré por el escenario. Por fin, desde que yo voy al menos, han cambiado su orientación, evitando que el sol pudiese molestar a los participantes o a los espectadores. Además, se cubrió la zona (más amplia al abarcar la zona alargada del exterior) con una carpa que ayudó aún más a cubrirse del sol (y de la lluvia del sábado noche). Aparte, en la mitad aproximada del escenario, se colocó tras años de pedirla una cortina negra que, a modo de telón, ocultaba la colocación y retirada del atrezzo para ayudar a los participantes a mantener las sorpresas hasta el último momento. Si bien las luces y el humo no ayudaban, y en muchos casos perjudicaban, la visión o grabación de las actuaciones, colocar ese telón secundario ha sido una idea de 10 que espero que mantengan.



     Pasando ya a los pabellones, los cuales están bastante bien divididos y señalados, siempre había algo para ver. Por un lado las zonas de ventas ofrecían una enorme cantidad y moderada variedad de artículos a la venta. Mangas, figuras, peluches, funkos y demás objetos se repartían con precios que variaban entre el "no está mal" y el "tenga usted la escritura de mi casa". A primera vista parecían casi todos de buena calidad, aunque pude ver algún que otro objeto de calidad aliexpress vendido a precio de original. Por suerte no se daba en la mayoría de los casos, aunque sigue siendo una pena que se realicen este tipo de practicas.
    Entre todos esos enormes stands de tiendas, un grupo de irreductibles artistas (entre los que se encontraba el señor Ku Kuru Yo) mostraban su arte en una zona algo apartada pero que, al encontrarse junto a una de las zonas de paso, no era muy difícil de encontrar. No era mal lugar pero, personalmente, espero que en años siguientes se aumente algo esa zona para que, al menos, tengan más espacio en el que mostrar su trabajo ya que estaban algo apretujados.
 
    Fuera ya de la zona de ventas estaba el pabellón dedicado a los videojuegos y el de la zona de comida. No pude disfrutar mucho del primero, aunque se que el viernes al menos tenían una interesante actividad: podías coger un bíptico en el que se ponían sellos según a cual de los juegos allí disponibles jugases, todos de nintendo; tras conseguir tres sellos, metían tu número para el sorteo de una Switch. No tuve ocasión de participar, pero me pareció una forma muy interesante de empujar a la gente a probar los nuevos juegos de la compañía. La comida, por su parte, tenía una variedad muy amplia de comida oriental, con precios normales tirando a altos y algunas ofertas muy buenas. En el exterior, por otro lado, unos puestos de comida ofrecían cosas más occidentales como perritos calientes o pizzas, para quien quisiese cambiar un poco de gastronomía.

    Por último, aunque no menos importante pero si menos repletos, estaban los pabellones de robótica y de charlas varias. En el de robótica se encontraban combinados una exposición sobre animes y mangas de estilo mecha (los cuales personalmente odio pero, eh, la exhibición no estaba nada mal) y varias muestras de robots y autómatas en movimiento. En la zona de charlas, dividida en tres pisos, estaban la zona de reparación de cosplay, una idea maravillosa para que quienes tengan un imprevisto puedan arreglarlo ahora que no se puede salir del recinto, el pequeño escenario para las charlas de youtubers invitados y un cuadrilátero en el que, según me comentaron, se hicieron algunas exhibiciones de wrestling.
     En cuanto a las charlas, únicamente fui a ver las dos que me interesaban: el viernes la de Agente de Marvel, youtuber especializado en cómics y lo relacionado a ellos; y el sábado la de Prnze, que sube videos de parkour, tanto de tutoriales para que la gente aprenda como más elaborados vestido de distintos personajes de cómics, películas y videojuegos. Ambos hablaron sobre cómo empezaron en youtube y dieron consejos a los asistentes sobre como llevar un canal, siempre desde la realidad y con los pies en la tierra, lo cual es de agradecer entre tanto youtuber endiosado, la verdad.

    Ya para terminar, pude ver y fotografiar los concursos de la ECG y el WCS, los cuales fueron realmente espectaculares. Personalmente me gustó más la ECG ya que había más variedad temática, pero todo el mundo lo dio todo en el escenario, superando fallos de coreografía o problemas de atrezzo, siempre hacia adelante, lo cual es realmente digno de ver.

Y así concluyo la crónica del Salón del Manga de Barcelona de este año. Espero poder asistir el que viene y que la organización no vuelva a liarla con las entradas, pero nunca se sabe lo que puede suceder. Eso si, pase lo que pase, aquí lo contaré. Hasta entonces, habrá entradas sobre Getxo, que es el próximo salón al que asistiré, y los consiguientes que pueda permitirme pisar. Hasta entonces, espero que hayáis disfrutado de esta pequeña chapa.